Apenas llevaba un par de días conociendo el llamado Front End, cuando se le cayó una golilla dentro. “Se me descompuso todo, ni siquiera pude almorzar ese día”, recuerda sobre ese momento de gran temor. Por suerte, con ayuda de sus compañeros, supo que no se trataba de algo grave. Ese elemento intruso podía ser retirado.
Eran sus primeros pasos en la construcción de lo que sería el radiotelescopio más grande del mundo. Todo un sueño para Francisco: “Desde que tengo uso de razón quise trabajar en un observatorio”.


También tiene anécdotas que lo hacen reír, como el día en que sus compañeros lo envolvieron en papel alusa para entregarlo al otro turno.
Y si se trata de eventos que marcaron a ALMA, Francisco parte recordando su inauguración en marzo de 2013: “En ese momento dejamos de llamarnos ‘Proyecto ALMA’. Nos visitaron figuras políticas y científicas, lo que fue un paso muy importante en la astronomía. Poco a poco, las observaciones comenzaron a entregarnos imágenes y conocimientos innovadores”, señala.
Otro momento ícónico que menciona: la primera imagen del agujero negro supermasivo y su sombra en Messier 87 (M87), captada junto a otros 7 radiotelescopios y en conjunto al Event Horizon Telescope (EHT). “Fue un hito mundial en la ciencia de la astronomía ya que esa ‘sombra’ había sido predicha por la relatividad general de Einstein y no se tenía registro de aquello”, especifica Francisco.


Le es imposible no recordar a las personas que dejaron su marca. “ALMA de por sí es tu segunda familia y uno crea lazos fuertes. Colegas que ahora trabajan en otros lugares, y aquellos que dejaron su recuerdo en esta vida como René Durán y Ernesto Durán”.
Una década marcando la diferencia
Para Francisco la presencia del radiotelescopio más grande del mundo no es solo geográfica, sino también un factor que ha propiciado el aumento en la demanda de carreras relacionadas al área en Chile. “ALMA ha conseguido establecer fines colectivos que nos impulsan a lograr los objetivos. Eso habla del compromiso de todo el staff para obtener ciencia de excelencia”.
Durante estos 12 años, Francisco Pino se ha especializado en Criogenia. Para él, este observatorio emplazado en el llano de Chajnantor es un lugar que abre la posibilidad de investigar y conectar no solo con el Universo, sino también con el conocimiento propio. “En ALMA descubrí que la ciencia es mi camino y es lo que quiero hacer por el resto de la vida", concluye.
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No contaste las mejores anecdotas Pancho jajaja…
Grande crack!!!!!!